Hey there,
Me llaman “Chicken” en la comunidad surfista, un nombre que se queda pegado como la cera en la tabla. Mi nombre real es Susanna, pero en el agua, simplemente soy Chicken. Es como una medalla de honor, ganada en aquellos primeros días en los que me quedaba dormida sobre la tabla… ¡y aun así lograba surfear las olas!
Mi amor por el surf comenzó en 2015, en Fuerteventura. Fue Angie quien me abrió las puertas del océano en la playa de Cotillo. Desde entonces, he estado persiguiendo olas por todo el mundo. Anhelando esa sensación de libertad, incluso cuando estoy tierra adentro, en Lucerna, Suiza. ¿Y lo más bonito? Siempre encuentro compis de surf allá donde la vida me lleva.
Para mí, surfear no es solo deslizarse sobre las olas. Es una lección de vida constante en paciencia y resiliencia. Cada revolcón me enseña a levantarme y volver a remar… bueno, casi siempre. 😉
Cuando no estoy en el agua, me encontrarás en la iglesia, trabajando como pastora en la Iglesia Reformada de Suiza. Y desde este verano, también en Honolulu, Hawái. Mi vocación me permite promover justicia e igualdad en mi comunidad, de la misma forma que el océano me enseña a navegar las mareas de la vida.
Nos vemos en la próxima ola! Chicken
Datos curiosos sobre Chicken
Descríbete con una canción:
“Sometimes I feel the fear of uncertainty stinging it clear, but whatever tomorrow brings, I’ll be there” – (Incubus, Drive)
Sí, esa soy yo: Chicken.
Sabes cuántas veces estoy ahí sentada en el mar abierto, sobre mi tabla, disimulando la incertidumbre y el miedo? A veces cantando a todo pulmón, otras bromeando con quienes comparten el line-up. Y cuando llega la ola, me digo a mí misma: “¡Si son demasiado fuertes, es que son demasiado débiles!” Con remadas frenéticas y un montón de determinación, muchas veces logro coger la ola. Esa imagen refleja muchas áreas de mi vida. Dejo que la vida y el mundo vengan hacia mí. Cuanto más inesperado y aventurero, más me emociona. Lo que venga, lo recibo con los brazos abiertos. Y trato de sacar siempre lo mejor de ello. Espero que tú también lo hagas!
Si NOMB Changes fuera una superheroína…
…tendría el poder de transformar la realidad física. Podría cambiar la estructura de objetos y paisajes para eliminar obstáculos o crear refugios. Traería la naturaleza de vuelta a sus raíces. O simplemente pondría un mar en medio de los países sin costa, para que todes pudieran sentir lo que es surfear una ola del océano.Sí, ¡un poco egoísta quizás, pero a mí me haría feliz!
Lo que aporto a NOMB Changes:
Algo que me conmueve profundamente –y a veces me desafía mucho– es cómo manejamos nuestros privilegios en el mundo occidental, especialmente aquí en Suiza. Siento un impulso muy fuerte de usar esos privilegios de forma significativa, para ayudar y apoyar a otras personas. Como pastora, me comprometo especialmente con el trabajo comunitario y con la lucha por la justicia social. Además, tengo una debilidad por el Schabernack (las travesuras 😉) y me ilusiona crear espacios de alegría y ligereza, junto a una mirada crítica sobre el mundo. En el rol de NOMB Changes, espero aportar esta mezcla de compromiso serio y ligereza alegre para no solo afrontar desafíos, sino también fomentar alegría y solidaridad.
¿Qué me levanta el ánimo cuando estoy de bajón?
Llamo a mi compi del alma de wakesurf, le aviso que voy en camino, y me lanzo al agua y a la tabla. Su energía positiva y el agua helada del lago me hacen sentir viva otra vez. Y de repente… ¡todo lo demás parece olvidado!
Algo que me habría gustado saber antes:
Que la vida no tiene que ser como me la imaginé durante años… También se puede vivir feliz en pisos de alquiler (sin castillos de princesa), con miles de personas queridas (sin hijes) y con una mejor amistad (sin pareja).
Lo que suele sorprender cuando me conocen mejor:
Que las pastoras también somos simplemente seres humanos…
…que amamos el Schabernack tanto como cualquiera
…y que también cometemos errores bien humanos.